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lunes, 14 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 4) - Solo

-A ver, chavalín, lo que llevas en los bolsillos.

-¡Dejadme, por favor!

-Pobrecillo, parece asustado. Vamos Myke, enséñale como se roba.

El hombre sacó el dinero que el joven tenía en los bolsillos. El vagabundo que estaba al lado miraba inquieto.

-Por favor, dámelos, no tengo nada más para comer- gritaba el chico aunque se tratase de un par de billetes de poco valor.

-¡Vamos, si te acabamos de ver saliendo del orfanato! Ahí deben tener comida de sobra.

-Ya no tengo edad para estar ahí. No me dejen así, se lo pido por favor.

Los ladrones salieron corriendo. El vagabundo que estaba sentado al lado del robo, sin hacer nada, se levantó del suelo.

-Toma, chico- le dijo a Tommy extendiéndole una esfera de cristal- cuando te grite “Ahora” lees lo que pondrá dentro ¿Vale?

-Vale, señor.

Aquel indigente se trataba de un hombre de unos treinta años, no se le veía el pelo y su cara quedaba a la sombra por la capa que llevaba.
Se alejó corriendo detrás de los ladrones. De repente empezaron a verse resplandores rojos acompañados de alguna llamarada. Tommy se acercó a mirar. La escena que encontró en aquel callejón fue grotesca. Ambos ladrones de encontraban dando una paliza a aquel vagabundo, el cual tenía las manos en llamas. Pero lo siguiente fue mucho más impresionante. A lo lejos se escuchó una palabra inentendible.

-¡Shyvar!

Entonces, lo que parecía ser un dragón hecho completamente de fuego irrumpió en la pelea y se separó en dos llamaradas que envolvieron a los agresores.

-Pero ¿Qué cojones?- miraba impresionado el chico al igual que los ladrones.

-¡Ahora!- gritó el mendigo extendiendo ambos brazos hacia donde estaban aquellos delincuentes atrapados.

Tommy miró la esfera, había una palabra dentro y no dudó en gritarla.

-¡Scorch!

De ambas manos, a su salvador, le salieron dos chorros de lo que al parecer era lava. Ambos ladrones quedaron reducidos completamente a cenizas. No les dio tiempo a gritar siquiera. Al caer el plasma al suelo se convirtió en piedra rápidamente.

-Bien hecho- se acercó y se quitó la capa ante el chaval. Se trataba de un hombre negro y completamente calvo, con el iris de los ojos rojo, y una boca bastante grande, que ocupaba un tercio de su cara- Mi nombre es Brandon. Y creo que por ahí viene Mel. Aquí tienes tu dinero, y un poco más.

Por una esquina aparecieron dos chicas, una, la que supuso era la “compañera” (o lo que fuese) de Brandon, era una chica con el pelo corto y negro pero que estaba ocultado por una gorra roja. Llevaba una sudadera de un par de tallas mayor y su mirada era asesina, tenía los ojos del mismo color que su amigo, pero la suya parecía más enérgica. En cambio la compañera de Mel tenía el pelo morado, teñido obviamente y sus ojos no tenían ningún color. Además vestía una gabardina con capucha en forma de vestido.

-Creo que aquí alguien me debe una explicación- dijo Tommy mientras se guardaba el dinero en el bolsillo, sin quitarles la vista a los tres presentes.

-Vale, vamos a tomar algo mientras te lo cuento- anunció Brandon agarrando al chico del hombro y llevándolo por los callejones.

Estuvieron tomando un café con churros en un bar de la Quinta Avenida y Brandon, con la ayuda de las chicas le explicó cómo funcionaba todo aquello.

-Vale, lo haré, vamos a ganar- anunció el chico- ¿Vosotras tenéis alguna habilidad de más?

-Ojalá, nos encontramos con Sasha, una reclusa de Frozn y con Gath, un preso bastante extraño de Void- le respondió Mel- pero no matamos a ninguno, y mira que yo tuve al puto monstruo ese con la mano en el cuello, pero sacó un pincho del suelo y me lo clavó en la pierna, tras eso salió corriendo al ver que el banco estaba ardiendo.
-Fue difícil de curar aquella herida- comentó Alice, la compañera de Melinda.

-¿Por qué os encerraron? ¿Os conocíais de algo?

-Brandon intentó robar un banco con ayuda de una ametralladora pesada. Pero ya había sido robado. Por mi- respondió Mel acompañada de la risa siniestra de Brandon.

-Una historia graciosa, eso sí, no tienes idea de lo divertido que es llevar una gatling.

-¿Para qué? Si podéis lanzar fuego por las manos.

-No, no podemos hacer tal cosa. Es algo que nos han dado para defendernos en la Tierra. Para ser superiores a los humanos. Pero al fin y al cabo no podemos hacer nada sin esferas. Hay algunos presos que tienen habilidades, por decirlo de alguna manera, "ocultas". Aquella presa de Frozn tenía una ballesta que lanzaba flechas de hielo que hacía con su propia saliva congelada. Depende del dinero que tenga el país al que pertenecen. No me quiero imaginar lo que tienen Gary y Melvin, deben ser unas máquinas de matar.-respondió Mel- Ahora vamos a casa, creo que pronto nos cobrarán, y que yo sepa, aquí nadie tiene dinero.

Ambas parejas se marcharon juntas sin pagar el café hacia el apartamento de las dos chica, el cual se convertiría durante la batalla en su "piso franco".

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